lunes, 21 de octubre de 2013


Tan linda como en mis sueños (breve historia de mis dìas).

Que linda como en los sueños, verla por las mañanas, vivo por segundos cuando sus ojos me buscan para saludarme y cuando la frase “buenos días” toma proporciones enormes de inmunidad y protección.
Deben ser mis oraciones las que la mueven un poco hacia mí, debe ser que por las noches delirio con su persona, pronunciando su nombre miles de veces, mientras que el tiempo reservado para soñarla se consume.
Las mañanas son una serie de sentimientos encontrados, de sentirme “enfermo” como se decía antes, ratos de mirarme al espejo sin sentirme demasiado guapo, y por espacio de breves momentos un “ nunca la mereceras” surge de mi cerebro como choque eléctrico y es capaz de hacer temblar a todo mi cuerpo, entonces la ganas de no verla aparecen junto con el deseo de no asistir este día al trabajo, sentimiento que disipo con  un decidido “pero si tu no le temes a nada” al menos no por ahora.
Por qué a veces creo que mi intento de hacer una  historia  a su lado, se quedara solo en eso, en el “intento de hacer algo”, entonces un miedo fuerte quizás más fuerte que mi frase nace pequeño, casi inofensivo, en las partes más desconocidas de mi cerebro, para luego crecer de manera exponencial, invadiéndolo todo, consumiéndolo todo, llevándose consigo la frase del no tenerle miedo a nada y sumiéndome en un sentimiento de inexistencia y de miedo de algún día no poder verla mas.
Por qué ¿Qué serían las noches sin soñarla, mi día sin mirarla, mis momentos de locura sin  pensar en ella?
Ella la que entró en mi cerebro y se esparció de forma rápida entre mis neuronas ganado adeptos cada segundo, formando el sentimiento que lleva su nombre, el sentimiento que lleva sus dos nombres, el movimiento que se dice lleva su nombre con las vocales colocadas de manera tradicional pero siendo izquierda  y con la consonante al cuadrado, una especie de AEM2, o  el sentimiento que se abandera con sus ojos, uno no tan grande que se enorgullese gritando que le gusta  su boca, el de su estómago, el de sus piernas, o el del café por las mañanas, por todo esto concluyo,  “ya no soy libre”.
Y si yo fuese un simpatizante a alguno de estas cosas ¿Cuál escogería? Sería sin dudarlo mucho el de sus ojos, o quizás divagando un poco sería el de sus piernas.
El día es un completo tratar de hacer algo, lo que sea que sea productivo y seguido de un “voy a ver que está haciendo” y como se ve a esta hora, y es que me encanta verla hacer cualquier cosa, comer, estar, escribir en su computadora, o hacer las tareas cotidianas que el trabajo le exige, y “sonreir” como cuando a duraz penas logro arrancarle una sonrisa por alguna cosa no tan tonta y exageradamente planeada cuando hablo con ella, ó por una cosa espontanea no planeada que tambien hace que mi estomago se contraiga esperando el resultado de mi atrevimiento.  Y reir sobre todo reir, me encanta escuchar como rie, entonces viajo a no se que partes, entonces soy feliz por instantes cuando el tono de su voz que provoca la risa viaja hasta mi, creando un revoltijo de sentimientos felicidad y envidia de no ser yo quien arranque esas risas, mas sin embargo mi alma se alimenta de eso, se alimenta de ella, de su imagen de su risa, sobre todo de su risa y vivo por momentos.
Lo mas triste creo de todo el día es la hora en que se va, dejándome solo tras esta computadora, con miles de pendientes como siempre los tengo, y me siento un poco relajado sin ella como antes era, y aveces creo pensamientos que me hacen daño, y a veces me observo sin ella en un futuro cercano y un abismo de sombras me envuelve, y consume la luz en la que me encuentro  hasta que mis ojos no pueden ver mas y la obscuridad se vuelve un eterno constante.
A veces  la imagino sin mi, en un futuro lejano feliz, riendo es  tan linda imaginarla en cada etapa de la vida y no me encuentro por ningún lado.
Soy un limosnero de su atención para cuando se va y espero siempre su despedida y muero cada vez que se va dejándome solo, y no estoy para nada conforme y quiero estar con ella hasta la noche, la noche lo único positivo que me queda sin ella, por que la recuerdo y recuerdo y recuerdo ya ya mi cerebro tiene reservado algún sueño para ella, en donde aparece y puedo verla un poco mas y a veces no tiene ninguna participación importante en el sueño pero solo su presencia me llena de felicdad al despertar, y vuelvo a sentirme enfermo y comienza mi andar por los días, esperando verla, hablarle y ¿por que no? si estoy inspirado y la suerte esta de mi lado arrancarle una sonrisa de esas que tanto quiero.

Desde que la conozco no hago otra cosa que escribir apegándome mucho a la realidad puesto que ella me volvió acá, un mundo donde hacia rato no estaba, un mundo que no me gusta por que generalmente cuando ando por acá es por que me enamore, predeterminado a que me vuelvan allá de un puntapíe como a pasado la mayoría de las veces y adonde al menos por ahora me niego a regresar.

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