Tan linda
como en mis sueños (breve historia de mis dìas).
Que linda como en los sueños, verla por las
mañanas, vivo por segundos cuando sus ojos me buscan para saludarme y cuando la
frase “buenos días” toma proporciones enormes de inmunidad y protección.
Deben ser mis oraciones las que la mueven
un poco hacia mí, debe ser que por las noches delirio con su persona,
pronunciando su nombre miles de veces, mientras que el tiempo reservado para
soñarla se consume.
Las mañanas son una serie de sentimientos
encontrados, de sentirme “enfermo” como se decía antes, ratos de mirarme al
espejo sin sentirme demasiado guapo, y por espacio de breves momentos un “ nunca
la mereceras” surge de mi cerebro como choque eléctrico y es capaz de hacer
temblar a todo mi cuerpo, entonces la ganas de no verla aparecen junto con el
deseo de no asistir este día al trabajo, sentimiento que disipo con un decidido “pero si tu no le temes a nada”
al menos no por ahora.
Por qué a veces creo que mi intento de
hacer una historia a su lado, se quedara solo en eso, en el “intento
de hacer algo”, entonces un miedo fuerte quizás más fuerte que mi frase nace
pequeño, casi inofensivo, en las partes más desconocidas de mi cerebro, para
luego crecer de manera exponencial, invadiéndolo todo, consumiéndolo todo,
llevándose consigo la frase del no tenerle miedo a nada y sumiéndome en un sentimiento
de inexistencia y de miedo de algún día no poder verla mas.
Por qué ¿Qué serían las noches sin soñarla,
mi día sin mirarla, mis momentos de locura sin
pensar en ella?
Ella la que entró en mi cerebro y se
esparció de forma rápida entre mis neuronas ganado adeptos cada segundo,
formando el sentimiento que lleva su nombre, el sentimiento que lleva sus dos
nombres, el movimiento que se dice lleva su nombre con las vocales colocadas de
manera tradicional pero siendo izquierda y con la consonante al cuadrado, una especie
de AEM2, o el sentimiento que se
abandera con sus ojos, uno no tan grande que se enorgullese gritando que le
gusta su boca, el de su estómago, el de
sus piernas, o el del café por las mañanas, por todo esto concluyo, “ya no soy libre”.
Y si yo fuese un simpatizante a alguno de
estas cosas ¿Cuál escogería? Sería sin dudarlo mucho el de sus ojos, o quizás
divagando un poco sería el de sus piernas.
El día es un completo tratar de hacer algo,
lo que sea que sea productivo y seguido de un “voy a ver que está haciendo” y
como se ve a esta hora, y es que me encanta verla hacer cualquier cosa, comer,
estar, escribir en su computadora, o hacer las tareas cotidianas que el trabajo
le exige, y “sonreir” como cuando a duraz penas logro arrancarle una sonrisa
por alguna cosa no tan tonta y exageradamente planeada cuando hablo con ella, ó
por una cosa espontanea no planeada que tambien hace que mi estomago se
contraiga esperando el resultado de mi atrevimiento. Y reir sobre todo reir, me encanta escuchar
como rie, entonces viajo a no se que partes, entonces soy feliz por instantes
cuando el tono de su voz que provoca la risa viaja hasta mi, creando un
revoltijo de sentimientos felicidad y envidia de no ser yo quien arranque esas
risas, mas sin embargo mi alma se alimenta de eso, se alimenta de ella, de su
imagen de su risa, sobre todo de su risa y vivo por momentos.
Lo mas triste creo de todo el día es la
hora en que se va, dejándome solo tras esta computadora, con miles de
pendientes como siempre los tengo, y me siento un poco relajado sin ella como
antes era, y aveces creo pensamientos que me hacen daño, y a veces me observo
sin ella en un futuro cercano y un abismo de sombras me envuelve, y consume la
luz en la que me encuentro hasta que mis
ojos no pueden ver mas y la obscuridad se vuelve un eterno constante.
A veces
la imagino sin mi, en un futuro lejano feliz, riendo es tan linda imaginarla en cada etapa de la vida
y no me encuentro por ningún lado.
Soy un limosnero de su atención para cuando
se va y espero siempre su despedida y muero cada vez que se va dejándome solo,
y no estoy para nada conforme y quiero estar con ella hasta la noche, la noche
lo único positivo que me queda sin ella, por que la recuerdo y recuerdo y
recuerdo ya ya mi cerebro tiene reservado algún sueño para ella, en donde
aparece y puedo verla un poco mas y a veces no tiene ninguna participación
importante en el sueño pero solo su presencia me llena de felicdad al despertar,
y vuelvo a sentirme enfermo y comienza mi andar por los días, esperando verla,
hablarle y ¿por que no? si estoy inspirado y la suerte esta de mi lado
arrancarle una sonrisa de esas que tanto quiero.
Desde que la conozco no hago otra cosa que
escribir apegándome mucho a la realidad puesto que ella me volvió acá, un mundo
donde hacia rato no estaba, un mundo que no me gusta por que generalmente
cuando ando por acá es por que me enamore, predeterminado a que me vuelvan allá
de un puntapíe como a pasado la mayoría de las veces y adonde al menos por
ahora me niego a regresar.
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