miércoles, 30 de enero de 2013


Ella, El, México cambiando.

No se sabe qué día se enamoraron, o que día se besaron por primera vez, se decía que compartían juntos desde la época de preparatoria; creo que no estudiaban donde mismo, porque  ella era de la gente que iba a la preparatoria,  muy cercas de la plaza con árboles en la ciudad, y el loco era de un colegio jesuita, (aunque no cree en esas cosas, como él decía) le gustaba leer e imaginarse escribiendo como Voltaire, ella aunque casi toda la vida había sido una niña modelo leyendo mujercitas por ejemplo, hubo un tiempo que  entre sus libros favoritos se encontraba el manifiesto del partido comunista, junto con la explicación del sindicalismo de Leon Trovski.
No siempre vistió con la chamarra tipo militar, no siempre fue punk y no siempre usaba la moja en el pelo, ella no casi nunca usaba las mallas rotas y la falda, a excepción de cuando gastaban gran parte de sus fines de semana sentados fuera del local de zapatos frente a palacio de gobierno, después, algunos bares por la noche, algunas fiestas, y quizás luego amarse en cualquier parte que Dios les permitía, porque si existe algún guardián para el amor ese debe ser el mismo Dios, aunque en este sistema inventado en el que vivimos, nos hace creer a algunos, que el delega esas responsabilidades a alguno que otro santo que se ha hecho famoso por eso, o a algún ser inventado como lo es “ese cupido”.
Se conocieron algún día, que no se sabe, y se besaron algún otro día igual muy parecido al primero, se abrazaron por primera vez caminando por las calles que corren muy cerca de lo que antes era el edificio Coahuila, edificio de tanta historia.
Asistieron  juntos a su primera tocada punk un día dos de octubre en un viejo bar que estaba algunas cuadras alejado de la plaza nueva Tlaxcala, lugar donde las bandas suelen tocar ahora, parecía que nada podía separarlos, luego que resistieron apretándose fuertemente un cuerpo contra otro los embates del slam.
Soñaron por primera vez en una vida juntos el día que amanecieron desnudos ocupando un cuarto sin muebles de un viejo hotel en ruinas, ella soñaba con una casa linda, quizás en otra ciudad, en un estado libre como los del sur del país, de los que mucho se hablaba, creía en la familia, dos pequeñas niñas bien portadas, como lo fue ella antes de la preparatoria, el saliendo de la oficina, o por qué no, ambos saliendo de trabajar, pues en estos tiempos las cosas no están para guardar tradicionalismo falsos.
El por su parte soñaba con estar diciendo un  enorme discurso que cambiara las cosas de raíz en el país, soñaba con un México unido, educado, un México diferente al que se ha tenido los últimos cien años, no pensó tanto en los hijos, quizás un hombrecito, que supiera levantar el puño izquierdo al cantar el himno nacional, y gritar “hasta la victoria siempre” cada vez que soñara con un mundo mejor.
El tiempo pasa y la vida sigue, (como esa historia curiosa del hombre que pensó en el futuro después de su muerte y cuando al pensamiento le llegó la pausa que da pensar en la vida y la muerte, imagino un mundo igual andando, es decir nada se había detenido en el futuro porque el ya no existiera en este mundo las luces de los carros que transitan en la vía rápida a esa hora terminaron por  traerlo de golpe a la realidad).
En fin, el tiempo pasa, tres años, cuatro cinco, ella casi terminaba su carrera de administración y él se gastaba algunas horas con materias del área de ingeniería electrónica, aunque terminar los estudios para él, todavía se veía un poco lejano.
Ella ya no era tan punk, más bien creo que volvía a ser la niña mimada de antes de la preparatoria, él siempre ha seguido punk aunque por momentos sea solo en esencia, pues con el paso del tiempo se ha visto obligado a cortarse el pelo y rasurarse de vez en cuando.
 El primer día que ella  sintió que estaba embarazada, fue el día en que el PRI regreso al gobierno de la república, el día que se nos impuso un gobierno por que a las clases altas, (pero me refiero a las clases muy altas, las que están allá en la estratosfera de la economía y no las que nosotros acá simples mexicanos nos damos el lujo de inventar)  les convenía de esta manera, el día en que en todo el país había gente manifestando su descontentó, fue aquel día de actos de repudio contra la imposición.
Había un tipo con un megáfono invitando a la concienciación del pueblo, había también, unos estudiantes, y otras personas. El movía animosamente una bandera mexicana en medio de la plaza, ella se entretenía pateando la cabeza del presidente echa de papel, que ninguno de los otros que estábamos ahí quisimos tomar.
Nunca le menciono del embarazo, tuvo que darse cuenta varios meses después, ya cuando ella paseaba con un tipo en un Malibu del año, quedo “noqueado” (metafóricamente hablando), al darse cuenta del estado de ella, fue  parecido a quedar “noqueado” (literalmente contando), cuando el padre de ella, le propino un puñetazo el día que intento visitarla para hablar sobre ellos, sobre él bebe, sobre el futuro de los tres.
La navidad se lo había llevado todo, aquel invierno común de 2012, los había separado, el tipo del malibu era un amigo de ella desde la infancia, un aburrido, pedante, apático políticamente hablando, desinteresado de los demás, de los que buscan la felicidad propia, que espero el momento  oportuno para lanzarse sobre ella, y con un mejor futuro ofrecido, como lo dijo la madre de ella el día que  este tipo le propuso una vida feliz para ella y para él bebe, durante la cena de año nuevo que reunía a amigos y familiares, en la casa de una hermana de ella.
Ahora el tiempo ha pasado, él ha comenzado a trabajar durante el día y continua estudiando por las noches, su sueño es estudiar un posgrado en alguna universidad de Alemania, cuando termine su carrera de electrónica, aquellos dos se casaron y viven juntos en una buena casa, en un buen vecindario.
 Ya no hay tantas marchas como antes, ella ya no piensa tanto en las américas libres, él nunca ha dejado a un lado sus sueños de libertad, mientras que por todas partes se escucha el rumor de que México está cambiado.

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