miércoles, 21 de marzo de 2012

poema libertario 1


Marcaba el calendario aquella fecha de luto nacional
Olvidada por aquella nueva generación de políticos
Nunca habia estado mas seguro de asistir a aquel evento
Incendiaba su espiritu escuchar aquellas proclamas
Cambio Anarquia Revolucion gritaba un joven por altavoz

Aquella tarde todo cambio la conocío en aquel laberinto de consignas

Ya por la tarde al termino de la jornada juro que jamas la olvidaría
Ahora pensaba que no la había olvidado nunca y aun pensaba en ella
No sabia sin embargo si eran reflejos de su espiritu cansado de perder
Estaba confundido en aquel aspecto pues nunca supo lo que sentia
Todavia la seguia extrañando como cuando se ausento por vez primera
Harto de la vida que llevaba salio por el mundo a buscar su mirada

Finalmente al no encontrar aquello que deseaba llego a una conclusion
La vida los habia llevado por caminos diferentes
Oro entonces al creador para que la volviese a su lado
Respondio aquel dios sin rostro con una negativa
Estaba ahora en una nueva etapa de su vida y seguia pensando en ella
Seguia sintiendo que una fuerza ajena a este mundo los unia

Cuando miraba las casas el mundo pensaba aun en ella
Aunque se afanara en buscarla no estaba sino en su mente
Sobre su viejo catre en aquel hotel de paredes blancas seguia soñando
Tal vez sus esperanzas nacían de los sueños
Revolucion y cambio ella tenia por lema
Ocupose de amarle hasta el fin de sus dias



J. Nieche

martes, 6 de marzo de 2012

Mariposas en la cara


Mariposas en la cara.

Aquel día Fran acompañaba a sus pequeños primos a la fiesta de cumpleaños del pequeño Miguel compañero de escuela y de travesuras de los pequeños niños.
Había sido una semana pesada en la compañía automotriz donde Fran trabajaba desde 7 meses antes.
No encontraba forma de tranquilizar a Carlitos el más pequeño de sus primos que cuando se ponía a imaginar que era Pancho Villa los otros niños se tenían que encerrar en el baño, hasta que el pequeño caudillo los echaba fuera escoltándolos hasta las habitaciones, desarmados y con las manos puestas en la cabeza.

Más sin embargo aquel día era el pequeño Carlos el que se veía mas interesado en asistir a la fiesta.
Se había despertado de buenos modales y ayudaba a Fran en los que haceres de la casa.
Ella había prometido pintarse algo en el rostro como parte del vestuario que usaría para la fiesta.
Así es que después del medio día todos los niños junto con Fran  lucían rasgos de animales pintados en sus caras, nariz y bigote de tigre, antenas de abeja, y Fran se había pintado una mariposa de buen tamaño cercas de su ojo derecho.
La fiesta fue lo común que suelen ser esas celebraciones sin que hubiera algún acontecimiento importante que recordar, así es que aquella tarde sería englobada como el recuerdo de la fiesta de Miguelin  por algunos días y después se echaría al olvido a menos de que alguien la recordara por algún conocido o familiar que se hubiese encontrado aquel día.

Hubo lo común que uno se puede encontrar en las fiestas payasos con caras tristes, dulces, piñata, platillos para los adultos y platillos diferentes para los niños, reglaos para el festejado etc.

Carlitos no se interesaba por aquellas cosas comunes, se había gastado la mayor parte de la tarde observando maravillado la mariposa que Fran tenía en la cara.

Era una mariposa de colores brillantes en donde el azul rey prevalecía como color dominante que contrastaba a la perfección con el color de piel de la joven.

-Ya Carlitos no me mires tanto, ve a jugar con los niños.

Y el pequeño a penas pasaba algunos minutos y volvía para observar a su prima mayor.

Sentado en su regazo como nunca lo había echo se mostraba tranquilo, como si la mariposa hubiese sido una especie de calmante para el niño.

La fiesta termino en medio de una alegría, el cumpleañero con la cara llena de pastel como parte del festejo se disponía a abrir los últimos regalos algunos niños vitoeaban y aplaudían a miguel en cada regalo que desenvolvía.

Fran y sus primos salieron de ahí, la gente se disponía en las calle a disfrutar de las últimas horas de domingo, había conciertos en la plaza da armas frente a la catedral y algunas personas se disponían a entrar a misa.

Llegaron hasta un centro comercial donde los niños pudieran disfrutar algunos momentos más de diversión.

La gente se le quedaba viendo a la cara, puesto que Fran no había borrado su mariposa.

Como todo niño pequeño aun que tuviera sus desplantes revolucionarios, en ocasiones Carlitos dormía por las tardes, y como se había levantado muy temprano, el ajetreo de la fiesta y los juegos en la plaza comercial, terminaron por agotarlo y se quedo profundamente dormido.

Momentos más tarde desde la terraza de su cuarto Fran observaba el paisaje de aquella tarde, el sol comenzaba a ocultarse y un viento fresco hacía agradable el momento.

De la terraza se podía ver las calles con pocos autos circulando, la serenidad de los domingos por la tarde estaba a su máxima expresión y junto con ello la angustia y la incertidumbre de comenzar una nueva semana, pero no se puede detener el tiempo, pensaba Fran.

El pequeño Carlitos después de haber despertado de su siesta seguía con la obstinada tarea de observar a Fran.

De pronto quiso tocar con su pequeña mano la mariposa que Fran tenía en la cara, una sorpresa se llevo el pequeño al ver que aquellas alas hermosas comenzaron a moverse y al sentir el contacto de la pequeña mano, la maiposa se desprendió aleteando fuertemente,  asustada volando lejos del rostro de la joven.

Ambos vieron como se perdió entre los rayos tenues de sol de aquella tarde de julio.


R. Faulkner.

Razones para quererte.


Razones para quererte.
¿Por qué te quiero?
Te quiero quizás por tus lindos ojos,
Tu boca pequeña, tus labios rojos.
(Que cursi comenzó esto).
Te quiero quizás por tu sonrisa, por las muecas de tu cara 
O por lo alocado de tu pelo.
¿Por qué te quiero?
Te quiero quizás por tus miradas dulces, y tus gestos amables, o por las incontables veces que quererte me hace feliz.
¿Por qué te quiero?
Te quiero por la igualdad de tus sentimientos, por la lucha de tus manos o por la justicia de tus sueños.
Por tus memorables reproches, por mostrarme quien soy lejos de lo que pretendía mostrarte.
Quizás te quiero por lo difícil que es quererte,  por eso mismo te quiero.
Te quiero porque tu recuerdo me produce dolor y aflicción.
Porque tu psicología pretende olvidarme y olvidarte, cuando sinceramente el amor no se puede ni se debe intentar si quiera, curar con recetas o matraces.
¿Por qué te quiero?
Por las incontables veces  que te digo  te quiero
¿Por qué te quiero?
Por la fisonomía de tu cuerpo y la filosofía de tus pensamientos, ¿será por eso que te quiero?

O será por la forma de extrañarte y de desvelarme pensando que te quiero.
Esto si me da miedo, 
Porque tienes razón,
Quererte es para mí una fea obsesión 
Quizas el psicólogo encuentre la cura para mis males 
Me cure la depresión y la ansiedad.
Me cure mis tendencias al fracaso y mis ganas de perder.
El miedo a los atardeceres  y la envidia a los enfermos.
Pero por Dios que no me quite las ganas de decirte que te quiero.

R. Faulkner.