viernes, 17 de febrero de 2012

La Silla, tregua de tu ausencia.

"A mis colegas colaboradores de este espacio que no han dejado en claro mas que una cosa, si queremos un mundo diferente tendremos que comenzar a construirlo nosotros mismos, o nada cambiara, y a esa persona que espero con ansia..."

Podría haber sido sábado… todo habría indicado que lo era, la gente amontonada en la recepción indicaba que, el jefe en el departamento no habría asistido ese día o algún suceso extraordinario ocurría, la situación ameritaba ser investigada mas a fondo puesto que no era normal, más sin embargo era jueves un día con demasiadas tareas pendientes, así que decidí hacer caso omiso de la muchedumbre, y pasar de largo tan intrigoso evento.

Justo había dejado atrás aquel disturbio dando vuelta en el pasillo posterior que me llevaría a mi ostentosa silla de trabajo, a continuar con mi aburrido reporte trimestral cuando escuche mi nombre, alguien solicitaba información tanto como yo acerca de aquel incidente pense.

Debía ser el destino que reclamaba mi atención para resolver uno mas de los casos sin respuesta, abrumado por el cotilleo de la entrada principal decidí entonces retornar y comenzar el proceso.

Mas el llamado no era para solicitar mi ayuda, una gran sensación de calor ruborizo mi rostro al momento que me pedían llevar unos documentos a alguna oficina que quedaba de pasada a la mía, sin mas acepte el paquete y emprendí la retirada, mas preocupado por mi vergüenza que por el acontecimiento decidí no indagar sobre nada y retirarme.

Cual seria mi sorpresa al voltear y encontrarla ahí justo de frente a mi, ese rostro sereno y duro que le daba un semblante autoritario me hizo dudar un momento mientras que a mi cuerpo lo atravesaba esa sensación de sudor frio, ese temor paralizante que sentía cuando la tenia cerca, si miedo, pero no de ella, si no mas bien por mi, por no poder contenerme y lanzarme sobre ella, como lo haría una noche de sábado sobre cualquier otra dama que requiriera mi compañía o aun si no lo hiciera, eso siempre era un juego fáci,l divertido al principio pero siempre con el mismo final, escapando a media madrugada de un departamento tibio aun por la salvaje actividad sexual recién terminada.

No con ella no podía ser así no podía hacerla formar parte de una mas de mis colecciones debía contenerme.

No entiendo como he sido capaz de retenerme con ella, de contener mis impulsos de amarla.

A decir verdad nunca he entendido mucho de la forma de amar de los humanos esa visión tan obsesiva-posesiva de creer que por el simple echo de amar a alguien y ser correspondido eres dueño de su tiempo y de su espacio me parece algo de lo mas triste y deprimente…

De pronto una sonrisa me devuelve a la realidad de una manera que solo un gran impacto podría hacerlo, hacia ya un par de meses que la habían presentado como la nueva asistente de uno de los ejecutivos de la empresa y no le había conocido un destello que demostrara tanta vitalidad y misterio como hasta ese momento, debía estar soñando debía ser un viaje mas a esa dimensión en la que podía manipular a mi antojo la realidad en que vivía esa suspensión en el tiempo que al principio me tenia helado ahora me llenaba de calor el cuerpo y sentía como volvían a ruborizarme las mejillas, me encontraba ahora aun mas fascinado de su capacidad de provocar en mi un cambio tan abrupto de sensaciones encontradas.

Creo a ver soltado un ligero movimiento involuntario en mi rostro una mueca de nerviosismo y explosión de felicidad mezclada con el temor de verme mas obvio que un puberto adolescente ante la oportunidad de su primer encuentro, me reía por dentro pensando lo ridículo que debí haberme visto, sin pensarlo baje la mirada para encontrarme con un par de senos tan perfectos su tamaño exacto para mis manos, sin detenerme continúe bajando mi mirada por temor a ser expuesto en mi atrevida y rápida excursión solo para encontrarme con un abdomen cubierto de una tela suave y clara que dejaba ver lo que para mi era su mayor atractivo, su ombligo respingado que invitaba a iniciar un eterno juego de besos y caricias que terminarían extendiéndose a sus caderas solo para extasiarme con ese extenso par de piernas interminables, cubiertas por un delgado pantalón de vestir ajustado a ellas, como lo haría yo para nunca separarme de ella y así mismo perderme entre ellas, al final sus pies, dedos blancos casi como si flotara y no tuviera que tocar este suelo donde todos los mortales habían aprendido a andar erguidos por la necedad de la evolución, y es que esos tacones la hacían ver como mi dama altiva… Altiva ese debería ser su nombre, así la bautizaría para no desgastar su nombre.

Levante la cabeza y como pude me incorpore tratando de verme lo menos obvio posible, aunque a estas alturas creo que era ya inevitable pasar desapercibido, un casi callado -“Permiso”- escapo de mi boca para escapar de mi situación rodeándola para pasar recibiendo así la estocada de muerte… su aroma impregnado en mi, adherido a mi piel como una sanguijuela que durante noches drenaría mi consciencia, es un echo advertí para mi mismo me perderé por ella.

Un paso mas adelante recobre la compostura de tan extrema experiencia, voltee para verla pero había avanzado dejándome atrás y solo pude observar sus magnificas caderas moviendo esas nalgas fundidas en acero y templadas al tiempo que le habría conseguido su madurez.

Volviendo en mi con los documentos mojados por el sudor de ms manos no serian mas legibles, eso ya no importo no importaba nada por el momento, un grito me hizo levantar mis sentidos la discusión en la recepción se había tornado de un tono un tanto acelerado decidí retornar a calmar los ánimos y averiguar de una vez por todas de que iba tal asunto.

Me encontré frente a la multitud mientras Amalia reclamaba se devolviera lo que se había extraviado, eso era asunto inútil. Sin darme cuenta pensé en voz alta.

-“En que carajos andan ahora” –
-“Una silla me contesto una voz”-
-“ya decía yo que debía ser algo irrelevante”- acerté a comentar.
-“Acabo de tener un encuentro húmedo y el mundo cayéndose a pedazos por una silla”-

Termine mi certero comentario al tiempo que volteaba para descubrir el origen de la voz, lo cual en el fondo intuía y deseaba con ansias, era ella nuevamente.

Esta vez fue ella quien perdió su temple y comenzó a ruborizarse mientras bajaba la mirada, sin darme cuenta había logrado romper el hielo que de otra manera tendría que derretir, con algo mas de esfuerzo.

La mire fijamente y sonreí entonces mas seguro que antes, sentía como volvía a ser yo esa seguridad que me caracterizaba se apoderaba de mi, había roto su guardia junto a aquel muro de hielo.

Extendí mi mano hacia Altiva mientras proponía en tono de interrogación.

-“¿Café?”-

Ella tomo mi mano y caminamos juntos por el pasillo hasta la habitación designada para la cafetera.

-“Preferiría algo mas fuerte”-

Respondió, estaba de acuerdo, tal experiencia en otras circunstancias aneritaria festejar con un buen trago, pero en horas de trabajo seria un tanto irresponsable.

Al entrar en la habitación tomo la iniciativa e indago de una manera que más parecería un ritual de cacería que el inicio de una conversación.

-“¿Así que soy tu encuentro húmedo?”-
-¿También sentiste la lluvia?-

Esta vez con una sonrisa provocadora bajo la mirada al tiempo que apretaba mi mano en señal de afirmación.

Por un momento dude que esto fuera real, que esto estuviera pasando, retome la confianza y me acerque lentamente, retire su pelo negro y largo de su rostro y acariciando su mejilla me acerque lentamente, me detuve un instante, me gusta ese momento antes de dar el primer beso en que se detiene el tiempo y sientes como la respiración comienza a agitarse la mire por detrás de los pocos cabellos que tapaban sus ojos, levante levemente su rostro desde su mentón y rose mis labios con los de ella. Una descarga eléctrica recorrió nuestros cuerpos sentí como mi piel se erizaba y trascendía a su cuerpo lentamente convirtiéndose en una ola de placer intermitente, abrió un poco sus labios para recibir los míos pero no me detuve en ellos, era un juego que con el tiempo había aprendido, la excitación aumentaría mas mientras mas lo deseara continúe rosando su rostro con mis labios hasta llegar a su oído liberando el aliento como si fuera mi ultima exhalación, como si en ello se me fuera la vida.

Mientras cerraba los ojos afirme.

-El café esta listo-
-No tomo café-

Me miro a los ojos.

En ese momento se abrió la puerta y una voz casi decepcionada informo –“ya la encontraron”- instintivamente di un paso atrás y voltee a buscar mi tasa de café, ella solicito un desechable mientras se volteaba a la pequeña gaveta en la que solíamos guardar los consumibles, entro entonces la señora de la limpieza cortando tan intenso encuentro como si fuera la madre que interrumpe para proteger a su hija de su primer novio.

Terminamos de preparar el café y salimos casi al instante de la habitación, tan tremenda experiencia debía ser analizada en un espacio silencioso así que salí al patio y encendí un cigarrillo mientras sorbía lentamente mi primer trago de una sustancia que causara una reacción en mi organismo, termine de adquirir mi energía matutina y regrese a mi lugar de trabajo solo para encontrarme con un postit que indicaba una dirección con una letra que no era mía.

Mas tarde recibí una llamada a mi extensión, al contestar reconocí su voz era Altiva, mi Altiva.

-“9:45 espero esta vez no tomemos café”

El tono intermitente del teléfono sonó como un solo de guitarra que guiaba mi imaginación a mis más extravagantes deseos…..

16/02
Erick J. Mireles

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